El tributo de sangre cotiza en bolsa
Por Ana Villarreal
Periodista y escritora. Miembro de Conducción de la UTPBA y delegada a la FELAP.
Violencia, miedo, hambre, desamparo, balas. En el segundero que mide este tiempo se alinean de a miles los cadáveres de niños indefensos. Guerras convencionales y de las otras nombran la convulsión actual del mundo.
El concepto de guerra hiperbólica condena con el tributo de sangre a millones de personas. Y es este verdadero caos geopolítico, que le permite a la industria armamentística liderar posiciones en las principales plazas bursátiles.
Hay que destacar que, actualmente, no sólo los países protagonistas de los conflictos armados vigentes requieren la provisión de los servicios de la industria, sino que la mayoría eleva la demanda para reformular su arsenal en actitud preventiva.
A fines de enero, en el diario El País de España, en una nota firmada por Luis Aparicio, se daba cuenta que las acciones de la General Dynamics, del sector aeroespacial y militar de los Estados Unidos habían subido un 28 por ciento. También la Lockheed Martin, la mayor contratista de defensa del mundo, escaló un 22 por ciento desde enero de 2022.
En esa misma línea de crecimiento bursátil se anotan las compañías europeas. El liderazgo corresponde a las británicas BAE Systems, la segunda mayor contratista militar del mundo; Babcock y Rolls-Royce; la sueca SAAB; las francesas Safran; Thales y las alemanas Rheinmetall y Hensoldt, entre las más importantes.
El incremento del gasto en defensa de los países occidentales es un correlato verificable en los últimos datos. La Unión Europea, por caso, aumentó en el área un 12 por ciento en 2023.
El Consejo de la Unión Europea se dispone a mantener la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO). Es propósito común invertir en cibernética, en sistemas aéreos no tripulados, movilidad militar, vigilancia química, biológica, radiológica y nuclear, apoyo médico y protección de infraestructuras marítimas críticas.
A su vez, los países miembros de la OTAN mantienen el acuerdo de aportar, cada uno de ellos, como mínimo el 2 por ciento del Producto Bruto Interno en Gastos de Defensa. De acuerdo a declaraciones recientes de los directivos del organismo, Polonia y Estados Unidos sobrepasan ya el índice de lo acordado en la contribución.
En Estados Unidos, en 2022, el gasto en defensa ascendía a 2.698 dólares per cápita. Poco que agregar en el país donde el escritor Paul Auster, en su reciente libro ‘Un país bañado en sangre’ asegura que hay más armas que personas.